Si algún término describe al venezolano es frasquitero. La palabra me encanta por su sonoridad, pero me hace arrugar un poco la cara por su significado. En el fondo, eso somos: metiches, entrometidos, queremos figurar y demostrar que estamos en todo. Es una mezcla de “salido” con “metido” que el diccionario no registra, pero que nos define bien.

En redes sociales como Facebook, eso se hace más que evidente: nos afiliamos a grupos de todo tipo sólo porque un amigo lo recomendó: yo también tuve chismógrafo, me despierto con el pelo alborotado, a mí tampoco me gusta la mayonesa, etc. Porque grupos insólitos sobran, lo que no falta es un venezolano que se una.

Lo mismo pasa con las páginas: no importa que no conozcamos la empresa o su trabajo, no importa que se trate de una actividad dirigida a gente de otro país, no importa que no estemos interesados: si un amigo nos recomendó la página, ¡hay que unirse! Pero cabe preguntarse, ¿qué logramos con eso? ¿Es la manera más eficiente de manejar nuestra presencia en medios sociales?

Hace unas semanas mi amiga Adriana me sugirió unirme a la página de mi extrabajo. Supongo que buena intención no le faltó, pero quizá sí un poco de sentido común. Y aceptar su sugerencia hubiera sido bastante frasquitero de mi parte.

Yo “limpio” mis redes sociales con cierta frecuencia: dejo de seguir personas, grupos o páginas que ya no me interesan, ya sea porque mis gustos o actividades hayan cambiado, ya sea porque son ellos los cambiados, o bien porque descubro que sus actualizaciones son infrecuentes o incesantes y generan ruido (con su verborrea o con su silencio). Se llama seguir adelante. Se llama manejar responsablemente el tiempo y el espacio. Y eso es lo que siempre debemos hacer con nuestras redes sociales y con nuestra vida. No hacerlo sería comportarnos como esas viudas que pasan años aterradas, estáticas, aferradas al recuerdo de su finado marido (como mi vecina, que tenía unas matas que causaron una filtración en el edificio, y se negaba a reubicarlas porque las sembró su esposo, que había fallecido 20 años antes).

Mis recomendaciones para gestionar contactos y grupos de interés en medios sociales:

  • Nunca te unas a algo que realmente no te interesa sólo por complacer a quien te ha invitado (pariente, amigo o colega). Después de todo, se trata de actos personales y es tu red social la que estás alimentando.
  • No tengas miedo a abandonar un grupo que ya no te interesa: si tus hijos tienen 18 años y no planeas tener más, no tiene sentido que sigas una página de cuidados perinatales. Avanza, busca, ve al encuentro de lo que realmente te apasiona aquí y ahora.
  • Tómate un tiempo para revisar tus suscripciones y afiliaciones periódicamente. Una red social llena de cosas que realmente te interesen te llevará a participar más y a ser más feliz.
  • No te molestes si tus contactos no aceptan tus recomendaciones de unirse a páginas/grupos, o de seguir usuarios: recuerda que tienen el derecho a escoger qué les gusta y que no. No los obligues ni manipules. Si no han aceptado una sugerencia, respétalo.

Lo demás es sentido común…