Este es un tema controversial. Cuando antes los dispositivos electrónicos estaban destinados sólo a los adultos, actualmente parece normal que los niños tengan celulares desde pequeños.
Algunos padres alegan que lo hacen por seguridad: para que el niño siempre pueda estar localizable o llamar en caso de emergencia, cuando la verdad es que antes de la adolescencia la mayoría de los niños están en ambientes controlados guiados por adultos que se comunicarían con la familia de ser necesario.
También está la presión social. La psicóloga Yolanda Cuevas afirma que “cada vez son más los niños que tienen su dispositivo a edades más tempranas, con la excusa de que sus compañeros y amigos lo tienen”.
Pero es necesario considerar que no todos los niños maduran al mismo ritmo, aunque tengan la misma edad cronológica.
Viviana Quintero, psicóloga y coordinadora de Tecnología e infancia de la corporación Red Papaz, asegura que “es necesario que los niños tengan la edad mínima de 12 años para adquirir un teléfono celular”, pues es la edad alrededor de la cual tienen el desarrollo psicológico y emocional adecuado, aunque ya hayan desarrollado habilidades motrices y tecnológicas para manejar los dispositivos desde temprana edad.
La pedagoga y educadora Cristina Conde dice que “cuando un preadolescente de entre 12 a 13 años respeta las normas de convivencia, tiene hábitos saludables, sabe relacionarse y lleva un ritmo normal de adquisición de conocimientos, con una adecuada orientación por parte de los padres puede tener móvil”.
El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, recomienda por ejemplo que los niños no utilicen móvil hasta que cumplan los 13 años de edad y que la utilización de este aparato deba estar relacionada con la edad en que los niños empiezan a independizarse.
Por tanto, parece haber consenso entre los expertos en que la edad ideal para comprarles su primer celular a los más pequeños de casa es cerca de los 12 años, siempre que muestren signos de madurez y responsabilidad, y por supuesto guiados por los padres y con acuerdos de uso razonable como por ejemplo horarios o si podrán conectarse o no a Internet.
En todo caso, Cuevas también es categórica al afirmar que “es desaconsejable tener un smartphone con 9 ó 10 años”, independientemente de las necesidades particulares y circunstancias, pues los niños no están preparados aun contando con guía paterna.
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