El miércoles 21 de junio de 2017, el alcalde de Chacao, Ramón Muchacho, publicó un mensaje en sus redes sociales invitando a una protesta virtual a través de Instagram:
El sencillo mensaje se ganó una ola de rechazo de muchos lectores quienes lo consideraron vacío, débil, poco novedoso y, en suma, una fruslería para hacerle frente al serio conflicto político y social que atraviesa Venezuela.
Pasaron casi 10 horas para que Muchacho hiciera una extensa pero detallada aclaratoria que, en resumen, explicaba que se trataba de una acción adicional que venía a complementar -nunca a sustituir- todas las demás que adelantaba la oposición venezolana para demostrar el descontento ciudadano, en el país y fuera de él (Muchacho daba cuenta de 2 millones de venezolanos de la diáspora que podrían sumarse a esta acción y sentirse partícipes de una protesta bien articulada).
Muchacho ha sido consecuente en el uso de las redes sociales como canales de comunicación y creación de comunidad, por lo que resultaba lógica esta propuesta viniendo de él. No se le puede acusar de desconocer el uso o alcance de los medios sociales. ¡Los usa a menudo y muy bien! Sin embargo, esta vez falló su capacidad de respuesta, no en cuanto al contenido (porque estuvo muy bien argumentada) sino al timing: tardó demasiado en evaluar y hacer control de daños
¿Esto implica que debamos condenarlo? No. un error lo comete cualquiera. ¿Y la falta de apoyo a su protesta significa que el digital no es espacio para la expresión ciudadana? ¡Muchísimo menos! Significa, simplemente, que no todas las propuestas son un éxito, que siempre hay oportunidad de mejora y que si un político yerra, bien puede la sociedad civil tomar la batuta y ajustar los medios disponibles para el bien común.
Sobre esto estuve conversando en Tecnofinanzas, el programa que Fran Monroy conduce en Fedecámaras Radio:
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