Torta de vainilla: ponqué con sabor a infancia

by Apr 28, 2017Recetas5 comments

 

La variedad abrumadora de tortas de pastelería es emocionante: chocolate, crema, coberturas, almendras, azúcar glass, fresas, confites… una vitrina de pastelería es una golosina para los ojos, un detonante de nuestros antojos dulceros pero, a veces, un gran engaño.

Nada, y repito, NADA como una torta casera. Simple, sencilla, con ese sabor a merienda después de hacer tarea, con ese aroma tenue a vainilla y mantequilla, acompañada con café o, simplemente, con hambre.

No me malinterpreten: disfruto muchísimo una buena selvanegra o unos profiteroles brillantes de mis pastelerías favoritas, pero suelo disfrutarlas más cuando las extraño, cuando quedan reservadas para una ocasión especial como un cumpleaños o un almuerzo familiar.

Pero en la cotidianidad, me encanta la simplicidad del ponqué de abuelas. Y es tan noble y versátil, que con un poco de esfuerzo puede vestirse de chocolate o arequipe, o se puede rellenar con crema pastelera, o adornar con un toque de crema batida solo si la ocasión y el deseo lo ameritan.

Me gusta, además, saber que en esto coinciden muchas personas que celebran cuando les ofrezco un pedazo de pastel simple junto con el café o para cerrar el almuerzo. Y muchas mamás que descubren con emoción la alegría que esta merienda le da a sus pequeños.

Ha sido todo un descubrimiento saber que los niños chiquitos prefieren esta torta a las más elaboradas y por eso desempolvé la receta que aprendí a hacer a los 9 años, sacada de un libro de cocina destartalado que estaba en la biblioteca de mi mamá. A pesar de ser una publicación casi anónima y llena de publicidad de los 70, es una joya en la familia.

Como es sencilla, decidí compartirla con mis amigas… ¡y qué contenta me siento cuando me muestran sus increíbles tortas familiares! Muchas me preguntan cómo deben conservarlas, si hace falta refrigerarlas, si es necesario cubrirlas, cuántos días puede durar… pero en poco tiempo descubren que esta no es una preocupación porque un manjar disfrutado en familia no tiene tiempo de dañarse.

Comparto la receta para media torta, acompañada de las fotos de Ale y Nichell, que me han dado muchísima emoción al contarme que más que una receta, les pasé uno de los secretos de la felicidad.

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