La crianza respetuosa no es:

  • Padres permisivos y niños tiranos.
  • Una moda hippie.
  • Una forma desestructurada de crianza.
  • Dejar que el niño haga lo que le provoque.
  • Evitar los límites y no enseñar norma alguna a los hijos.
  • Una corriente de ideas sin sustento que niega teorías psicológicas o autores destacados, ni se basa solamente en escritos de blogs.

La crianza respetuosa, con apego o consciente:

  • Evita la violencia como forma de disciplina.
  • Considera al niño como un ser individual y aunque conoce los rangos, hitos y destrezas esperadas para cada edad, respeta los ritmos de desarrollo personales.
  • Busca enseñar con el ejemplo.
  • Enseña normas de convivencia desde el amor y el respeto.
  • Entiende que la primera infancia es crucial en el desarrollo físico, psicológico y emocional de la persona.
  • Requiere leer muchos trabajos importantes sobre temas relacionados con la infancia. Los valora, los contrasta y, de ser necesario, los contraargumenta.
  • Sí considera necesaria la autoridad, pero no la confunde con tiranía.

Soy promotora de crianza respetuosa

Soy promotora de crianza respetuosa

Recibiendo de las manos de Elvis Canino y Janeth Ivimas, en compañía de mi esposo y mis hijos, mi certificado de promotora de crianza respetuosa

No pertenezco a una secta. No repito como loro. Soy promotora de crianza respetuosa y para serlo me formé con gente seria y con experiencia. Para serlo estudié Bowlby, experimentos de Harlow, leí Freud, Jung, Jean Piaget… pero también Laura Gutman, Carlos González y muchos otros autores. Con algunos estuve de acuerdo, con otros no… y para llegar a mi visión personal de este método, tuve que ser crítica con cada texto, con cada situación, con cada meme de maternidad que leí. No me senté a memorizar párrafos: los aprehendí y la prueba más exigente la vivo a diario con mis propios hijos, a quienes nunca les he pegado, a quienes respeto, con quienes negocio cuando es posible pero cuando no busco otras técnicas.

A pesar de que no los quiero ver llorar, si una situación o acción es necesaria para preservar su vida, salud o integridad… soy capaz de sobrellevar el llanto (y los acompaño) por el bien mayor (es decir: cuido su salud aunque lloren por tomar la medicina, cuido se seguridad aunque lloren porque no los dejo meter el dedo en el enchufe… y eso no es negociable).

Como decía el profesor Tomás Melendo: en casa, tantas normas como sean necesarias y tan pocas como sean posibles.

Las necesarias preservan la salud y el bienestar (mental, físico, emocional), la sana convivencia (no se les obliga a irse a brazos de desconocidos, pero se les enseña que no deben golpear ni gritarle a la gente, romper las plantas, pegarle a los animales) y el respeto por sí mismos (lo que implica desarrollar propiocepción, autocontrol, respeto por su propio cuerpo y emociones).

Las otras… son esas temporales. Las que están a prueba y, vista la dinámica familiar, pueden desaparecer. Esa flexibilidad permite que sean creativos, libres y que sientan que tienen un lugar en el mundo para proponer ideas, espacios y descubrimientos.

Esto que ahora tiene nombre, y contra los que tantos pelean… esto de la crianza respetuosa, no se diferencia de lo que yo recibí. A mí me quisieron, me respetaron y me cuidaron siempre. Tuve una infancia feliz (a pesar de perder a mi papá muy pequeñita o habiendo vivido un período de estrechez económica). Algunas cicatrices emocionales tengo, pero las trabajo y las sano. Mi familia siempre dio lo mejor y cualquier error está perdonado. Alguna cicatriz dejaré en mis hijos y espero que tengan también la certeza de que he dado lo mejor y sepan perdonarme.